miércoles, 25 de enero de 2017

Chaneques "el duende mexica"

Los chaneques, (del náhuatl, "los que habitan en lugares peligrosos") o ("dueños de la casa"), son criaturas de la mitología mexica, entidades asociadas al inframundo cuya principal actividad es cuidar los montes y los animales silvestres; presenta diferentes aspectos, de los cuales destaca el de pequeño hombre (o mujer).Se cree que son capaces de asustar a la gente y hacerles perder su tonalli, el espíritu asociado con el día de su nacimiento (v. tonalpohualli), lo que si no es corregido mediante un ritual destinado a recuperar el tonalli perdido puede ocasionar la muerte del individuo, dejan huellas blancas.

Resultado de imagen para chanequesSu relación con la salud o ausencia de ella se manifiesta por el hecho de provocar enfermedades, especialmente aquellas referidas a la pérdida del alma. No obstante, puede recompensar también al hombre con riquezas y buena fortuna. En los Tuxtlas, Veracruz, el término denota dos grupos de entidades, una asociada al bien, y la otra, al mal: los chaneques del primer tipo aparecen en la zona de habitación del hombre, los del segundo, sólo se encuentran en lugares apartados, no perturbados por la actividad humana. En la actualidad, en el Sureste de México, los chaneques son espíritus traviesos con aspecto de niños que esconden cosas y se aparecen a la gente distrayéndolos para hacerles perder el camino o desaparecerlos; Una creencia popular era la de usar la ropa al revés al andar y solo por el monte para evitar que los chaneques lo atraparan y se lo llevaran.

Resultado de imagen para chanequesLa idea de unos chaneques buenos y otros malos también existe entre los nahuas, de Mecayapan, y los popolucas, de Hueyapan de Ocampo. Los chaneques malos habitan zonas apartadas —"por donde no pasa nadie"— como son las selvas, las cuevas, los manantiales y las copas de los árboles, especialmente del amate  y de la ceiba, especie esta última que actúa como vía que conecta al inframundo con la superficie terrestre. Aquella persona desprevenida que tenga un encuentro con un chaneque de este tipo enfermará, y probablemente morirá de no ser atendida por un curandero.

 La enfermedad la provoca el chaneque al robarle el alma a su víctima, quien, la mayoría de las veces, es un infante. Los chaneques buenos presentan características opuestas: habitan zonas antropogénicas como son los caminos y los cultivos; protegen a la gente y mandan las lluvias tan necesarias para el crecimiento de los cultivos. 
En otras regiones del país, un mismo chaneque tiene la capacidad para hacer tanto el bien como el mal; puede así recompensar a una persona que le muestra respeto, pero a la vez castiga al pecador o al negligente que se olvida de hacerle ofrendas (generalmente de comida y copal,). Así, para los mixtecos, de Jamiltepec, Oaxaca, quien va a cazar al monte debe hacerle ofrenda a los chaneques para asegurar el éxito en su empresa; de no tomar esta precaución, el cazador regresará con las manos vacías. En Tabasco, los chaneques son caprichosos y resultan peligrosos para los humanos; sin embargo, si se les aplaca adecuadamente, enviarán lluvias. 

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En Hidalgotitlan, Veracruz, estos seres se aparecen en las versiones de niños y adultos. Los primeros son traviesos y llegan a producir enfermedades como el espanto de chaneque, —clasificado como una enfermedad fría—, caracterizado por falta de apetito y desgano (frío-calor,). Sin embargo, también son protectores de los niños, ya que los ahuyentan de los lugares peligrosos (pozos, cuevas, etcétera). Los chaneques adultos se dedican a dos actividades diametralmente opuestas: por un lado incitan al adulterio, y por otro lado sancionan con la enfermedad a los participantes en relaciones pre y extra matrimoniales.

No todo encuentro con un chaneque maligno conduce a una desgracia, puesto que existen formas de protección para tales ocasiones. En Sayula, Veracruz, es costumbre sahumarse para evitar un mal encuentro con un chaneque. Los cazadores de Jamiltepec, suelen llevar colgada una cabeza de ajo con el fin de repeler estas apariciones. Además, en todas las regiones en que se cree en los chaneques, se recomienda ser valiente y tener fe en Dios para contrarrestar cualquier mal que pretendan hacer. Algunos autores consideran que los chaneques constituyen un remanente de la creencia en los tlaloques. Esta proposición sólo presenta un aspecto del origen del actual pensamiento sobre los chaneques. El término no parece surgir a partir de la palabra tlaloque; Jacinto de la Serna, un clérigo del siglo XVII, menciona los dos vocablos con significados distintos

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