En
la cultura de los aztecas, el nombre Ahuizotl significaba "espina de
río", y hacía referencia no solo a uno de los más grandes gobernantes del
imperio mexica, sino también a un temido ser legendario que merodeaba el lago
de Texcoco en busca de presas fáciles.
El
Ahuizotl aparece en la mitología de los aztecas a partir del siglo XIII. Se decía que poseía ciertas características caninas, un voraz apetito y amor por el
consumo de carne humana (en especial partes crujientes como uñas y huesos); a
eso se le añadía que devoraba con singular alegría los ojos de sus presas y su
método de ataque consistía en hacer gritos similares a los de un bebé para
atraer a su presa hacia el borde del lago de Texcoco.
La descripción del animal fue hecha por los informantes de Fray Bernardino de Sahagún y es la siguiente:
"es tamaño como un perrillo, tiene el pelo muy lezne y pequeño, tiene las orejitas pequeñas y puntiagudas, tiene en cuerpo negro y muy liso, tiene la cola larga y en el cabo de la cola una como mano de persona; tiene pies y manos, y las manos y pies como de mona; habita este animal en los profundos manantiales de las aguas" Disponía también de una cola larguísima rematada con una mano con la que atrapaba a todo aquel que se acercara a las charcas y cursos de agua donde habitaba y lo ahogaba.
En la época moderna relatos como este son frecuentes; uno de estos es aquel que ocurrió hace años en un pueblo en el sur del estado de México, donde un hombre ya algo mayor de unos cuarenta años se encontraba cabalgado de regreso a su casa después de una larga jornada de trabajo. Durante ese viaje de regresó es donde descubre un pequeño bulto blanco en el suelo muy cerca de un pequeño riachuelo el cual encuentra que aquello que provoca aquel sonido tan familiar era el llanto de un pequeño bebe de unos siete meses. Por lo que decidió levantar a al pequeño para llevarlo a casa y fue en ese preciso momento cuando levanto el trapo con el que estaba envuelto descubrió con sorpresa que el dicho huérfano no era humano, todo lo contrario, era un gato el cual maullaba y que intentaba atacarlo por lo que decidió aventarlo y salir huyendo de ahí.
Pero ese no es el único relato que hay, pues en cada parte de este país ha algún conocido se a topado con un caso bastante parecido atribuyendo este fenómeno como un a manifestación del demonio de la religión cristiana.
En la época moderna relatos como este son frecuentes; uno de estos es aquel que ocurrió hace años en un pueblo en el sur del estado de México, donde un hombre ya algo mayor de unos cuarenta años se encontraba cabalgado de regreso a su casa después de una larga jornada de trabajo. Durante ese viaje de regresó es donde descubre un pequeño bulto blanco en el suelo muy cerca de un pequeño riachuelo el cual encuentra que aquello que provoca aquel sonido tan familiar era el llanto de un pequeño bebe de unos siete meses. Por lo que decidió levantar a al pequeño para llevarlo a casa y fue en ese preciso momento cuando levanto el trapo con el que estaba envuelto descubrió con sorpresa que el dicho huérfano no era humano, todo lo contrario, era un gato el cual maullaba y que intentaba atacarlo por lo que decidió aventarlo y salir huyendo de ahí.
Pero ese no es el único relato que hay, pues en cada parte de este país ha algún conocido se a topado con un caso bastante parecido atribuyendo este fenómeno como un a manifestación del demonio de la religión cristiana.
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