miércoles, 10 de septiembre de 2014

La muerte

La muerte
Cuando  cae la penumbra de la vida en la oscura noche del alma, ella se aparece deambulando por los senderos de la vida,  se acerca con mucha tranquilidad imitando a un felino salvaje al asecho de su presa por la espesa sabana africana, con el simple objetivo de  lograr  tocar la  esencia más pura de mi ser.

Ser que podría correr  por todos los caminos verdes de la vida que se encuentran trazados por las ciudades del tiempo y espacio, pero es inútil tratar de salir huyendo por las avenidas de esas urbes tratando de hacer lo imposible para que  no me alcancé; tonto sí creo que funciona ya que ella me dada toda una vida de ventaja para escapar y aun así jamás podré desaparecer de su profunda mirada de águila.

Águila rapaz que vuela por encima de nosotros que al mismo tiempo se convierte en el ser más lento del cosmos, y aun así lograra atrapar a su presa con una tranquilidad sin igual; pues esta   puede mírate a la distancia esperando con mucha serenidad el momento adecuado para llevarte con sus alas negras a tu última posada.

Y es en una posada de lujo y llena de amor  es donde yo me encuentro durante el trayecto final  de mi vida, asolado por los tormentos oscuros, macabros y desolados de esos deseos humanos que cualquiera desea poder cumplir durante la primavera de la vida y ahora atormenta mi vieja alma en su invierno de una vida perdida.

Perdida se encuentra mi esencia debido a que no hay mañana, esta es mi última noche y lo único que me queda por realizar es recostarme sobre mi lecho en mi cuarto adornado por los finos decorados de un gran escultor digno de cualquier corte real, en una habitación llena de  lámparas cubiertas de finos acabados con seda oriental regaladas por parte de su majestad imperial, el emperador de oriente, junto a esas farola hay una mesa de madera hecha a mano con caoba fina traída desde los lejanos bosques del norte, una pequeña sala de fina tela elaborada con algodones del occidente y una dama de las tierras del sur que es tan bella como el diamante más fino y puro del mundo.


Mundo es lo que se acaba cuando ella llega a mi casa, entra por un enorme portón de madera tallado por finos maestros carpinteros siguiendo por los pasillos de la casa dejando atrás una gran galería de arte llena de hermosas pinturas de grandes artista de época; ella deja eso para llegar a las escalera que llevan a mi habitación, entra, me mira y solo sonríe con esa cara tan bella como ninguna, me llama, es hora de partir Alberto a que seas presentado con él, despídete de tu bella flor y camina conmigo a tu descanso eterno



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